EDITORIAL
EL FUTURO DE LA ANTICONCEPCIÓN MASCULINA
THE FUTURE OF MASCULINE CONTRACEPTION
Existen sólo cuatro métodos anticonceptivos para hombres, y la ciencia estudia el desarrollo de otros para abordar un tema que en la actualidad es mayoritariamente responsabilidad de la mujer, señalan especialistas.
La situación es clara: las mujeres asumen la responsabilidad del cuidado anticonceptivo en el 75% de los casos. Existen numerosos métodos anticonceptivos para mujeres y sólo 4 para hombres: condones, coito interrumpido, vasectomía y abstinencia. Ya es tiempo de acercarse a la equidad en este aspecto, para que la regulación de la fertilidad no sea una carga prácticamente exclusiva de las mujeres. En los últimos 30 años se ha intentado repetidamente desarrollar nuevos métodos anticonceptivos para los hombres. Sin embargo, hasta ahora no se ha logrado un producto que justifique introducirlo en el mercado. Aparte de las razones médicas, muchas personas creen que los hombres no están dispuestos a tomar este tipo de responsabilidad. Un popular cliché afirma que la anticoncepción es "una cosa de mujeres".
Además, hay que considerar que suprimir un óvulo al mes parece más factible que detener la producción de millones de espermatozoides al día. Sin embargo, la búsqueda de un método anticonceptivo hormonal masculino confiable y aceptable ha intrigado al público y desafiado a los investigadores.
Un hombre normal produce alrededor de 200 millones de espermatozoides diariamente, la idea de cómo se controlaría la fecundidad masculina es la de inhibir la producción de estas células por debajo de 1 millón por mililitro de semen. Con esta concentración de espermatozoides la probabilidad de producir un embarazo es muy baja.
Las iniciativas para desarrollar la anticoncepción masculina a lo largo de los setenta y ochenta dependían de la testosterona como único ingrediente activo. Por ejemplo, un estudio realizado por la OMS demostró que un derivado de la testosterona, el enantato de testosterona, inyectado a una dosis de 200 miligramos una vez por semana inducía azoospermia (no hay espermatozoides en el eyaculado) en un 75% de los sujetos, y oligozoospermia (no mas de 3 millones de espermatozoides por mililitro de eyaculado) en la mayoría de los restantes. Sin embargo, dicho procedimiento fue considerado poco práctico: la inyección semanal es muy agresiva para un método anticonceptivo.
Por otra parte, se descubrió que los elevados niveles de testosterona (que se producían inmediatamente después de la inyección) inducían efectos secundarios adversos como acné, aumento de peso, disminución de los niveles de colesterol HDL (bueno) y disfunción hepática. Por otra parte, aunque los efectos de altas dosis de testosterona sobre la próstata son desconocidos en personas jóvenes, existe el riesgo de inducir crecimiento prematuro de ésta. Para disminuir esta sobredosis de testosterona, en estudios más recientes de anticoncepción se ha usado la combinación de andrógenos (hormonas masculinas) con progestinas (hormonas femeninas). Las progestinas, al igual que los andrógenos, suprimen la secreción de las hormonas que estimulan la producción de espermatozoides. Una vez que se deja de tomar el anticonceptivo se revierte la inhibición y se vuelve a estimular la producción de espermatozoides. Un aspecto esencial en estos estudios es que los efectos secundarios deseables de los andrógenos se conserven, por ejemplo que se mantengan la libido, la potencia y los caracteres sexuales secundarios, como la voz y musculatura, entre otros.
En su búsqueda por el control de la fertilidad masculina, en este momento persiguiendo básicamente dos enfoques diferentes: el hormonal, que como mencionamos se trata de administrar la combinación de un andrógeno más una progestina para inhibir el mecanismo natural que estimula los testículos para producir espermatozoides. El segundo enfoque tiene como objetivo inhibir no sólo la producción de espermatozoides, sino también sus funciones. Esto está basado en la función del epidídimo, órgano donde los espermatozoides sufren un proceso de maduración y adquieren el mecanismo de reconocimiento molecular entre el óvulo y el espermatozoide necesario para la fecundación.
En la actualidad se está investigando activamente estas áreas. Los resultados alcanzados demuestran claramente que es posible lograr un método para los hombres que sea aceptable, efectivo y reversible. Hace algunos años se ha dado el comienzo a un gran estudio clínico diseñado para probar la confiabilidad y seguridad de la llamada "Píldora Masculina" aunque en la realidad no sea una píldora porque los andrógenos son inactivos por vía oral.
"Las investigaciones en el campo del control de la fertilidad tradicionalmente se habían concentrado en métodos para las mujeres. Con la 'anticoncepción masculina' pretendemos incrementar las opciones de los métodos disponibles para las parejas," ahora se la comunidad científica ha decidido unir fuerzas en el desarrollo de un método de control de la fertilidad masculina. Con nuestro estudio conjunto podemos dar un gran paso hacia adelante en el desarrollo del primer método hormonal anticonceptivo masculino a nivel mundial".
La medicación y forma de administración del anticonceptivo en el ensayo están basadas en los resultados de estudios previos que muestran que la concentración de espermatozoides puede ser suprimida a niveles anticonceptivos con el progestágeno etonogestrel. Esta hormona, se provee en forma de implantes subdérmicos, y como también inhibe la producción de testosterona en el cuerpo, las personas reciben inyecciones de undecanoato de testosterona, un preparado de acción prolongada, el cual mantiene los niveles de testosterona normales en la sangre.
El estudio de la efectividad anticonceptiva de la combinación de etonogestrel con undecanoato de testosterona será llevado a cabo en 11 centros de Europa. Luego de obtener resultados alentadores en los estudios pilotos, el reto actual es desarrollar un método que no sólo sea confiable, reversible y seguro, sino también aceptado por los usuarios.
El Director