FACTORES PERSONALES Y SOCIALES QUE INFLUYEN EN LA SEXUALIDAD DEL ADULTO MAYOR DEL CENTRO ADULTO MAYOR DE ESSALUD DE VITARTE
PERSONAL AND SOCIAL FACTORS AFFECTING THE SEX OF THE CENTER FOR OLDER ADULTS OVER THE VITARTE ESSALUD.
Nilovna Leila Santos Castillo de la Cruz 1
RESUMEN
Se realizó una investigación con la finalidad de identificar los factores que influyen en la sexualidad del adulto mayor del centro adulto mayor de Essalud de Vitarte, para ello se realizó un trabajo de tipo explicativa y multivariado de diseño multifactorial en una muestra representativa de 53 adultos mayores, pero se decidió trabajar con la totalidad de la población equivalente a 73.
Los resultados reportan que uno de los factores personales que influyen en la actividad sexual de la tercera edad es el sexo, los factores sociales que se asocian a la sexualidad del adulto mayor son el tipo de unión, la violencia domestica.
Palabras Claves: Factores, Sexualidad, Adulto Mayor.
ABSTRACT
An investigation with the purpose of identifying the factors that influence Vitarte's sexuality of the older adult of Essalud's adult bigger center, for it came true explanatory and multi-varied a job of type came true of design multi-factorial in 53 adult elders's representative sign, but he decided to be worked up with the totality of the equivalent population to 73.
The results yield that one of the personal equations that influence the sexual activity of the third age is sex, the social factors that are correlated to the older adult's sexuality are the kind of union, the domestic violence.
Key words: Factors, Sex, Senior.
INTRODUCCIÓN
Habitamos en un mundo donde las personas viven cada vez más años y con mejor estado de salud. Sin embargo, aunque la atención del adulto mayor ha alcanzado logros notables, en el tratamiento de la sexualidad en la tercera edad persisten actitudes retrógadas que son similares a las existentes desde siglos anteriores, y que tienden a rechazar o burlarse, y en el mejor de los casos ignorar, la existencia de necesidades sexuales en el adulto mayor.
A mucha gente se les hace difícil pensar que los hombres y mujeres de la tercer edad tengan todavía sentimientos, necesidades y relaciones de tipo sexual, y esto viene dado por los estereotipos sexuales existentes. En muchos casos o circunstancias, tales como trastornos de la salud, pérdida del cónyuge, etc, se crea una base física y social real que justifica la inexistencia de actividad sexual, pero no quiere decir que en estas personas no continúe la existencia del interés sexual (1).
Los profesionales de la salud no estamos exentos de estos prejuicios socioculturales respecto a la sexualidad del adulto mayor, y hemos hecho poco por esclarecer y/o resolver los problemas que surgen en cuanto a la sexualidad de este grupo etáreo. La incorrecta actitud que niega la sexualidad en el adulto mayor puede tener 2 explicaciones (2):
La incorrecta asociación que se ha establecido entre la sexualidad y reproducción, mediante la cual se considera solo normal la actividad sexual en época reproductiva, y por tanto, los ancianos no tienen por qué practicarla.
La existencia del prejuicio viejo es igual a enfermo, y que es tan fuerte, que se instala en todos e incluso en el personal médico que atiende a los ancianos (3).
Hay numerosos reportes acerca de que en la tercera edad se mantiene actividad sexual en un porcentaje elevado de personas, y que se mantiene vivo el interés en el sexo, todo lo cual nos hace pensar que la sexualidad en esta época de la vida no es solo una utopía (9). La actividad sexual del anciano puede estar influida por un grupo de factores que incluso pueden hacerla desaparecer, entre que se encuentran:
La falta de pareja. Esta es la causa que más provoca abstinencia sexual, sobre todo en la mujer (recordar que los hombres mueren 7 años antes como promedio que la mujer), y la sociedad actual no aprueba que ella trate de buscar una nueva pareja, por lo que el entorno social las coloca fuera del juego.
La monotonía de las relaciones sexuales (hacer siempre lo mismo y de la misma manera). Los problemas de comunicación (solo se tratan problemas de la casa, el trabajo y la subsistencia), y no se conversa sobre los temas íntimos que puedan hacer resurgir la intimidad de la pareja. La salud física es otro factor importante, pues pueden ser innumerables las enfermedades y los tratamientos médicos que mediaticen las posibilidades sexuales. Según haya sido la vida sexual cuando joven, así será la sexualidad del adulto mayor (si era poco dado a la sexualidad, ahora será un anciano sin ella) (4).
Las condiciones de la vivienda. Nuestra sociedad es filocéntrica, es decir, educa a sus miembros en el pensamiento de que todo debe supeditarse en función de los hijos. En el caso del adulto de la tercera edad esta obligación se duplica, pues debe ocuparse de hijos y nietos, y en nuestras casas por lo general coinciden 3 generaciones, en las que los adultos mayores generalmente comparten sus habitaciones con otras personas, pues no se piensa necesiten privacidad, lo cual no es lógico.
Existe una inquietante tendencia a equiparar la actividad sexual con la coital, mientras que las necesidades emocionales del individuo de la tercera edad pueden cubrise completamente mediante una actividad sexual que no siempre lleva al coito. La necesidad de relacionarse con otras personas, de expresar sentimientos, de recibir afecto de la otra persona no se pierde por más viejos que seamos. Por ello Colombino (5), refiere que la tercera edad es la edad del erotismo, significando con esta expresión que al desaparecer los intereses o las preocupaciones reproductoras, la sexualidad en esta etapa de la vida tiene como único fin recibir y dar placer. Para disfrutar de una vida sexual plena en la tercera edad solo hay que cumplir 3 condiciones: Tener un estado de salud razonablemente bueno, estar interesado en la sexualidad y tener una pareja que le resulte interesante.
Ser una persona de la tercera edad no significa estar oprimida sexualmente. La conducta sexual en esta época, aunque no imposible fisiológicamente ni despreciable emocionalmente, está definitivamente restringida por la cultura de la sociedad actual. Debe propagarse la idea de que la sexualidad en la tercera edad es algo bueno y necesario si se desea (5).
Cutipa y Schneider realizaron una investigación con la finalidad de identificar el tipo, la frecuencia y la calidad de las relaciones sexuales del adulto mayor. Para tal efecto se contó con una población de estudio conformada por 45 adultos mayores, pertenecientes a la "Asociación Geriátrica Señor de los Milagros" de la localidad de Cerro Salaverry, distrito de Socabaya, en la provincia de Arequipa. Todos ellos pertenecientes a un nivel socioeconómico bajo. El instrumento de medición que utilizado fue una encuesta semiestructurada elaborada por el Centro de Salud Pública de la Universidad Católica de Santiago de Chile y que se adaptó al medio. Por medio del estudio se comprueba que la mayoría de los adultos mayores consideran indiferente el mantener una vida sexual activa, por lo que optan por no tener relaciones sexuales en esta edad.
Entre los motivos que llevan a esta decisión están el pensar que no está bien tener sexo a su edad, que las relaciones sexuales son algo exclusivo de los jóvenes y que son para gente enferma. En el caso de los que mantienen relaciones sexuales, predominan aquellas que se realizan con penetración y con una frecuencia de más de una vez al mes, siendo en su mayoría de veces satisfactorias y espontáneas (6). .
Es por esta razones que no planteamos investigar ¿Cuáles son los factores que influyen en la sexualidad del adulto mayor del centro adulto mayor de essalud de vitarte?.
Figura 1: Foto de adultos mayores
MATERIAL Y MÉTODOS
En la presente investigación es de tipo explicativa y multivariada. Según el reporte mensual del área de estadística, la población en el Centro del Adulto Mayor, entre Enero y Abril del 2008 estuvo constituida por 72 usuarios del servicio de lo cual se calcula una proyección de usuarios similares en el período de nuestro estudio y se obtiene una muestra de 53 adultos mayores a ser entrevistados.
A la información que reporte el estudio se le agrupará en cuadros y gráficos, haciendo la respectiva distribución porcentual, de frecuencias y medidas de tendencia central, para la presentación los datos que reporte el estudio.
Para la parte analítica se empleará un modelo de chi² para una sola variable, para determinar significativamente la proporción de la presencia o ausencia de cada indicador.
RESULTADOS
Factores Personales
En cuanto a la relación entre el sexo y la vida sexual en la tercera edad se pudo encontrar que del total de los que tuvieron vida sexual activa el 58 por ciento eran hombres y el complemento mujeres, mientras que de los que no tuvieron vida sexual activa el 19 eran hombres y el 81 de mujeres. Lo que podemos observar es que los varones tienen mayor vida sexual que las mujeres y el sexo es una variable que se asocia significativamente a la sexualidad de la tercera edad, al encontrarse diferencias estadísticamente significativas. (Tabla 1).
Tabla Nº 1: Relación entre el sexo y la vida sexual en la tercera edad
X² = 11.455 p = 0.001
Respecto a la relación entre el uso de terapia de reemplazo hormonal y la vida sexual en la tercera edad, se puede encontrar que del total de los que tienen vida sexual activa el 11 por ciento usaron terapia de reemplazo hormonal, mientras que del total de los que no tienen vida sexual activa el 25 por ciento usaron terapia de reemplazo. Como se ve no existe relación entre estas dos variables en las que no se observan diferencias estadísticamente significativas.
Al analizar la relación entre el consumo de licor y la vida sexual en la tercera edad, se puede encontrar que del total de los que tienen vida sexual activa el 33 por ciento beben hasta embriagarse, mientras que del total de los que no tienen vida sexual activa el 18 por ciento usaron bebieron hasta la embriaguez. No existe relación entre estas dos variables en las que no se observan diferencias estadísticamente significativas.
Cuando se esturaron los promedios de edad y el número de parejas sexuales relacionadas a la vida sexual, se encontró que la edad promedio de los que tienen vida sexual activa es de 70 años, de la misma forma la edad promedio de los que no tenían vida sexual activa fue de 70 años. Respecto a los números de parejas se pudo encontrar que los que tuvieron vida sexual activa tuvieron 1.9 parejas mientras que los que no tienen vida sexual el promedio de parejas fue 1.4 parejas. No existe relación entre estas variables en las que no se observan diferencias estadísticamente significativas.
Factores Sociales
Otra macro-variable factores sociales que influyen en la sexualidad del adulto mayor, se analizó la relación entre el trabajo y la vida sexual en la tercera edad, en el que se puede encontrar que del total de los que tienen vida sexual activa el 89 trabajaron en alguna oportunidad, proporción similar se dio en el grupo que no tuvo vida sexual (83,3%). Tampoco en este caso existe relación entre estas dos variables en las que no se observan diferencias estadísticamente significativas.
Respecto al estado civil, se pudo encontrar que del total de los que tienen vida sexual activa el 64 por ciento era casado, mientras que del total de los no tienen vida sexual activa el 53 por ciento también es casado. A pesar de encontrase algunas diferencias proporcionales, estas no logran ser estadísticamente significativas por lo que estas dos variables no se encuentran relacionadas (Tabla 2).
Tabla Nº 2 Relación entre el tipo de unión y la vida sexual en la tercera edad
X² = 4.054 p = 0.04465
En cuanto a la relación entre la comunicación con la pareja y la vida sexual en la tercera edad, se pudo encontrar que del total de los que tienen vida sexual activa el 44 por ciento tienen un dialogo fluido, mientras que los que no tienen vida sexual el 34 por ciento tiene dialogo fluido, no se pueden encontrar diferencias estadísticamente significativas por lo que ambas variables no están relacionadas.
Al determinar la relación entre la confianza de de pareja y la vida sexual en la tercera edad, se pudo encontrar que del total de los que tienen vida sexual activa el 50 por ciento tienen buena confianza, mientras que los que no tienen vida sexual el 48 por ciento tienen también buena confianza. Al respecto no se pueden encontrar diferencias estadísticamente significativas por lo que ambas variables no están relacionadas.
Al determinar la relación entre el tipo de relación y la vida sexual en la tercera edad, se pudo encontrar que del total de los que tienen vida sexual activa el 67 por ciento tienen unión estable, mientras que los que no tienen vida sexual el 67 por ciento tienen también unión estable. Al respecto no se pueden encontrar diferencias estadísticamente significativas por lo que ambas variables no están vinculadas.
Al determinar la relación entre la infidelidad y la vida sexual en la tercera edad, se pudo encontrar que del total de los que tienen vida sexual activa el 44 por ciento han pasado por algún problema de infidelidad, mientras que los que no tienen vida sexual el 60 por ciento han tenido problemas de infidelidad. Al respecto no se pueden encontrar diferencias estadísticamente significativas por lo que ambas variables no están asociadas.
En cuanto a la relación entre la violencia y la vida sexual en la tercera edad, se pudo encontrar que del total de los que tienen vida sexual activa el 19 por ciento han pasado por algún problema de infidelidad, mientras que los que no tienen vida sexual el 48 por ciento han tenido problemas de violencia. Al respecto se pueden encontrar diferencias muy significativas por lo que ambas variables se encuentran relacionadas.
Tabla Nº 3 Relación entre la violencia y la vida sexual en la tercera edad
X² = 6.728 p = 0.009
Respecto a la relación entre el tipo de violencia y la vida sexual en la tercera edad, se pudo encontrar que del total de los que tienen vida sexual activa el 27 por ciento han tenidos problemas de violencia física, mientras que los que no tienen vida sexual el 41 por ciento han tenido problemas de este tipo. Al respecto no se puede encontrar diferencias significativas por lo que las variables no se encuentran asociadas.
Al analizar la relación entre el consumo de licor por la pareja y la vida sexual en la tercera edad, se pudo encontrar que del total de los que tienen vida sexual activa el 15 por ciento su pareja bebe licor, mientras que los que no tienen vida sexual el 27 por ciento han tenido este tipo de problemas. Al respecto no se puede encontrar diferencias significativas por lo que las variables no se están relacionadas.
En cuanto a la relación entre el consumo de licor por las amistades pareja y la vida sexual en la tercera edad, se pudo encontrar que del total de los que tienen vida sexual activa el 54 por ciento bebe licor, mientras que los que no tienen vida sexual el 44 por ciento han tenido amigos que se embriagaban. No se puede encontrar diferencias estadísticamente significativas por lo que las variables del estudio no se encuentran relacionadas.
DISCUSIÓN
Existen diversas investigaciones relacionadas al problema de la sexualidad y desempeño sexual de las personas de la tercera edad, las cuales presentamos y ordenamos para discutir y establecer la base científica del tema de investigación.
Si hablamos de la tercera edad y la sexualidad en nuestro estudio encontramos la relación entre el sexo y la vida sexual en la tercera edad. Lo que podemos observar es que los varones tienen mayor vida sexual que las mujeres y el sexo es una variable que se asocia significativamente a la sexualidad de la tercera edad, al encontrarse diferencias estadísticamente significativas (Cuadro 1).
Al respecto González realizó un estudio descriptivo con el objetivo de caracterizar la sexualidad en los adultos mayores pertenecientes al área de salud del Policlínico Comunitario Docente Carlos J Finlayö, de la provincia de Camagüey, desde junio de 2002 a abril de 2003. Se escogieron 90 ancianos de 60 años y más pertenecientes a los círculos de abuelos del área, se aplicó una encuesta en la que predominó el grupo de 60-64 años, el 68.9 por ciento interpretó la necesidad sexual como algo natural, no obstante, el interés por la misma se mostró menor, un 66 por ciento mantienen una vida sexual activa, sin aceptación familiar para la conducta sexual en la mitad de los encuestados, la mayor influencia negativa para el disfrute del sexo fue la falta de privacidad (7).
Por otro lado Brigeiro, Mauro analiza la sexualidad en la vejez con base en una revisión crítica de la literatura gerontologica sobre el particular, con énfasis en estudios brasileños. Dicho análisis se articula con datos de una investigación etnográfica realizada en el Brasil, con hombres viejos. Se concluye planteando las relaciones mutuamente determinantes de las concepciones de envejecimiento y sexualidad, teniendo en cuenta el género, generación y la inserción de clase social. Al mismo tiempo, se señalan relaciones entre vejez, sexualidad y manifestaciones de virilidad, así como entre los modelos antagónicos de actividad y desvinculación por una parte, y sexualidad en la vejez por otra, advirtiendo cómo dichos modelos se mantienen cuando se analiza el comportamiento sexual en la vejez, y su confluencia en dicho análisis no es independiente del contexto cultural (8).
Orihuela de la Cal aplicó un cuestionario a 93 personas mayores de 60 años procedentes de la ciudad de Matanzas y atendidas por el Médico y la Enfermera de la Familia, para abordar algunos aspectos importantes sobre la sexualidad. Existen diversas opiniones sobre la sexualidad, con un predominio del criterio de que esta debe suceder sin tener en cuenta la edad, aunque algunos la asocian a la juventud. La actividad e interés sexual está más conservada en los hombres, mientras que en las mujeres sobresale la falta de interés. Entre las entidades crónicas que padecen, y que han podido afectar su sexualidad, encontramos la hipertensión arterial, la artrosis y la diabetes mellitus. Las drogas que más se ingieren en estas edades son los sedantes y las antihipertensivas, que son grupos de medicamentos que pueden también reducir la actividad sexual. Es vital incrementar la preparación sobre la sexualidad en esta etapa de la vida, también al personal de la salud, en función de mejorar la calidad de vida de estas personas con un enfoque amplio de criterios y acciones (9).
Giraudo, Nanci refiere que durante la menopausia, las mujeres demandan mayor atención médica y existe una clara tendencia a medicalizar sus problemas. El objetivo general del estudio es identificar y describir las distintas dificultades que tienen las mujeres menopáusicas que buscan asistencia. Los objetivos de estudio fueron identificar y explorar: 1) rasgos caraterísticos de las mujeres, 2) ¿qué significa estar menopáusica?, 3) malestares físicos y psíquicos, 4) temores, 5) vivencias de la sexualidad, 6) ocupación del tiempo libre y 7) la relación médico-paciente (la relación con sus médicos). La hipótesis planteada es que si los médicos mejoraran la escucha, probablemente las mujeres vivirían esta etapa mucho mejor. Método: estudio descriptivo basado en la metodología cualitativa utilizando grupos de discusión y encuestas semiestructuradas. Procesamiento y análisis de datos: transcripción a texto, confección del árbol e identificación de tópicos a través del Nud-ist, interpretación del discurso e informe final. Se realizaron 106 encuestas y 72 se incluyeron en el análisis. Los tópicos identificados fueron: necesidad de mayor comprensión familiar, social, laboral y médica; temor a la soledad, invalidez y vejez; cambios con respecto a su rol social y laboral y la importancia de la sexualidad en sus vidas. En los comentarios manifestaron la necesidad de compartir con sus pares las dificultades que aparecen en la menopausia. Se concluye que según el discurso de las mujeres, la palabra médica que reciben no se relaciona con ¿qué les pasa realmente a las mujeres menopáusicas? (10).
Pagola Leyva manifiesta que a pesar del envejecimiento de la población, se conoce poco acerca de los comportamientos sexuales y la función sexual de las personas mayores. En este estudio se hallò que la prevalencia de la actividad sexual disminuyó con la edad (73% entre los encuestados eran de 57 a 64 años de edad, el 53% entre los encuestados que tenían 65 a 74 años de edad, y 26% entre los encuestados que eran de 75 a 85 años de edad); Las mujeres son significativamente menos probabilidades que los hombres de todas las edades que informe de la actividad sexual. Entre los encuestados que eran sexualmente activos, alrededor de la mitad de los hombres y las mujeres informó de al menos un molesto problema sexual. Los problemas sexuales más frecuentes entre las mujeres fueron bajo deseo (43%), dificultades con la lubricación vaginal (39%), y la incapacidad de clímax (34%). Entre los hombres, los problemas sexuales más frecuentes fueron dificultad eréctil (37%). Catorce por ciento de todos los hombres informaron de la utilización de medicamentos o suplementos para mejorar la función sexual. Los hombres y las mujeres que clasificaron su salud por ser pobres tenían menos probabilidades de ser sexualmente activos y, entre los encuestados que eran sexualmente activos, tienen más posibilidades de problemas sexuales. Un total de 38% de hombres y 22% de las mujeres informaron de que habían discutido relaciones sexuales con un médico desde la edad de 50 años. Muchos de los adultos mayores son sexualmente activos. Las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de tener una relación conyugal o de otra relación íntima y de ser sexualmente activos. Problemas sexuales son frecuentes entre los adultos mayores, pero estos problemas se ven con poca frecuencia discutido con los médicos (11).
Otro hallazgo importante fue el no encontrar relación entre el uso de terapia de reemplazo hormonal y la vida sexual en la tercera edad. En el que no existe relación entre estas dos variables en las que no se observan diferencias estadísticamente significativas (Cuadro 2).
A este respecto Alvarez, Miguel Angel y colaboradores estudiaron 30 sujetos hombres, voluntarios, con una edad media de 70 años, seleccionados aleatoriamente de áreas de salud de la Ciudad de La Habana, para conocer la relación entre los niveles de testosterona total (Tt) y hormona luteinizante (Lh), con la actividad sexual en el envejecimiento. Cada uno de ellos fue entrevistado acerca de su desempeño sexual, tanto en la frecuencia de coito como en la líbido. Los resultados indicaron que el grupo de mayor frecuencia de coito presenta niveles medios de 16,17 nm/L que estadísticamente más elevado (p=0,01), que el de menor frecuencia (6,23 nm/L). Los niveles de Tt no presentaron diferencias significativas. En relación con la líbido ninguna de las dos hormonas presentó diferencias apreciables. Se realizó un análisis de regresión múltiple y se encontró que la frecuencia de coito ajusta la ecuación lineal: frecuencia de coito=1,16 241ñ0,2 LH, con una R=0,37 para unap=0,04. Se discuten las hipótesis más problables que expliquen la relación entre las hormonas sexuales y la conducta sexual en el anciano (12).
Otro resultado importante de nuestro trabajo fue identificar la relación entre el consumo de licor y la vida sexual en la tercera edad, en el que se demuestra que no existe relación entre estas dos variables en las que no se observan diferencias estadísticamente significativas (Cuadro 3).
De forma similar Krassoievitch refiere que en el transcurso de la senectud, la sexualidad sigue desempeñando un papel importante, pese a la falta de oportunidad para ejercerla y la marginación que sufre la población añosa. Mientras se conserve en buen estado de salud, no hay motivo alguno para que el interés y las prácticas sexuales desaparezcan. El envejecimiento produce algunos cambios en la fisiología sexual, de los que destacan una mayor lentitud y una menor intensidad de las respuestas del ciclo sexual, lo que tampoco constituye un impedimento para la actividad sexual. Es importante ubicar a la sexualidad dentro del contexto comportamental y psicológico de los individuos; de esta manera se observa que la forma de ejercer la sexualidad durante la vejez está determinada por la actitud que el sujeto ha tenido ante el sexo durante toda su vida. Las diversas investigaciones referentes a la sexualidad en la tercera edad, han demostrado que el interés y la actividad sexuales si bien van disminuyendo con el paso de los años, persisten en una alta proporción de sujetos añosos. Así, se ha encontrado que alrededor del 30 por ciento de personas de ambos sexos, mayores de 65 años, conservan una actividad sexual regular y que en un alto porcentaje de individuos persiste el interés sexual. En la mujer, limita el ejercicio de la sexualidad, la falta de un compañero sexualmente activo, en tanto que en el hombre lo hace la monotonía, las preocupaciones, la fatiga, las enfermedades, los excesos de alcohol y los alimentos y el temor de fallar. Existen factores psicológicos y culturales que inciden negativamente sobre la sexualidad en la tercera edad, como son la desinformación y la creencia que la práctica de la sexualidad es exclusiva de la población joven, y que desaparece en la senectud. El envejecimiento plantea problemas específicos en los homosexuales y las lesbianas como la angustia producida por la pérdida de la lozanía juvenil en los primeros y los celos en las segundas. Finalmente, debe ser subrayado que el modelo del acto sexual como se práctica en la juventud, no es aplicable tal cual en la vejez en la que cobra mayor importancia la cercanía y la intimidad corporal"(13).
Un interesante resultado de nuestro trabajo concluye que cuando se encuentra que los promedios de edad y el número de parejas sexuales relacionadas a la vida sexual, no muestra relación entre estas variables en las que no se observan diferencias estadísticamente significativas (Cuadro 4).
Al respecto Palacio, M refiere que es posible tener una vida sexual plena a cualquier edad. En algunas épocas o circunstancias es necesario trabajar más para obtener la satisfacción de la vivencia sexual. En la menopausia y después de ella, además de los posibles cambios físicos que se pueden operar en una mujer y ante los cuales se llegan a considerar diversos abordajes médicos, es indispensable revisar y desarrollar otras áreas que favorezcan el manejo integral de esa mujer. En la madurez y la vejez se van dando paulatinos cambios que llevan a una identificación de la respuesta sexual y a la necesidad de acomodación personal y de pareja. Si se ha transitado positivamente, habrá un aprendizaje de vida que permita disfrutar muchas cosas en una dimensión de lo sencillo y des complicado, dando como resultado que los cambios de la edad pueden significar que se abren otras facetas para explorar. Si no se conserva en la menopausia la expresión sexual, puede ser muy difícil recuperarla más tarde. En este capítulo desarrollaremos temas como la importancia de hablar acerca del sexo, con su pareja, con su médico; situación complicada para muchas mujeres que crecieron en una época en la que éste era un tema tabú y el silencio se implantaba incluyendo a la pareja sexual. Temas prácticos de gran interés como la conexión entre el sexo, el ejercicio y la imagen corporal, de máxima relevancia cuando el cuerpo está cambiando y posiblemente alejándose de los patrones estéticos considerados de éxito. Algunas investigaciones han mostrado que cuando se tienen rutinas de cuidado físico y ejercicio, la salud sexual presenta mejores posibilidades. La dieta y el sexo nos muestra una relación entre problemas con el colesterol alto y dificultades con la lubricación. Veremos qué nos dicen los trabajos de terapia de sustitución hormonal en los cuales se añade la testosterona para favorecer el deseo sexual y qué pasa con la histerectomía y la sexualidad. Revisaremos la sexualidad de la mujer y su alternativa de la masturbación y, al abordar a la mujer mayor con pareja aparecen varios aspectos de interés: cómo aprender a ser pareja mayor, la importancia de sacar tiempo para el afecto, cómo enriquecer la sexualidad en la pareja de largo tiempo y cómo vencer obstáculos a una sexualidad satisfactoria (14).
Parra Visoso reporta que la última de las etapas que integran el desarrollo de todo ser humano se refiere a la vida adulta. La actual situación social y económica ha ocacionado que las opciones de desarrollo interpersonal, sexual y laboral con las que cuenta el adulto, sean cada vez más variadas y que el papel por desempeñar como hombre o mujer sea menos rígido e incluya una diversidad de posibilidades. Señala tres etapas en el período adulto 1.- Adulto temprano: el adulto joven posee gran vitalidad y fortaleza física, ahora cuenta con una identidad ya estructurada y está preparado para establecer afiliaciones para entregarse a la intimidad. A partir de este momento su actuación será, a diferencia del adolescente, en función de sus posibilidades reales, y podrá mantener constantes negociaciones entre las demandas sociales y sus propios intereses. 2.- Adulto medio: el desarrollo de la persona durante este segundo momento de la etapa adulta es comúnmente conocido como los años medios que, para un gran número de autores, corresponde al período óptimo de desarrollo y madurez del adulto. La persona cuenta con una mayor capacidad en sus características laboral, intelectual y emocional. El grado de desarrollo alcanzado varía según los atributos de cada individuo y del aprovechamiento de las alternativas que se le hayan presentado, de acuerdo a su medio social. Y 3.- Adulto tardío: en esta fase se enfrenta a una serie de restricciones físicas y sociales que afectan su autoestima; por un lado, el deterioro fisiológico es mayor lo que disminuye su capacidad física y le impide el desarrollo de las actividades que anteriormente venía realizando, llevándolo a una cierta dependencia de los demás (15).
Al estudiar los factores sociales que influyen en la sexualidad del adulto mayor, se analizó la relación entre el trabajo y la vida sexual en la tercera edad, en el que se puede encontrar que tampoco en este caso existe relación entre estas dos variables en las que no se observan diferencias estadísticamente significativas (Cuadro 5). Esto quizá significa que ningún elemento relacionado al aspecto laboral tendría que ver con la sexualidad, y al ser tan diversificada las ocupaciones, simplemente no existen evidencias suficientes para establecer tal relación.
Respecto al estado civil, se pudo encontrar que del total de los que tienen vida sexual activa el 64 por ciento era casado, mientras que del total de los no tienen vida sexual activa el 53 por ciento también es casado. A pesar de encontrase algunas diferencias proporcionales, estas no logran ser estadísticamente significativas por lo que estas dos variables no se encuentran relacionadas (Cuadro 6).
Alterio Ariola realiza una investigación con el propósito de determinar las características de la sexualidad geriátrica y la actitud del anciano hacia su sexualidad se realizó un estudio descriptivo trasnversal en una muestra de 50 personas mayores de 65 años, escogidos por medio de la técnica del muestreo no probabilístico accidental. En tal sentido, se implementó un instrumento de recolección de datos tipo encuesta, validado por expertos en Psicología e Higiene Mental del Departamento de Pediatría del Hospital Pediátrico "Dr. Agustín Zubillaga", que se sustenta en los objetivos de la investigación. Predominó el grupo etario entre los 65 a 67 años (48 por ciento), el sexo masculino (58 por ciento), el grupo de los casados (52 por ciento), alto grado de interés en la actividad sexual (84 por ciento). De igual manera, el principal inconveniente de funcionamiento sexual experimentado por los hombres es la demora en la erección (41 por ciento), y por las mujeres el dolor durante el acto sexual (44 por ciento). En cuanto al nivel de conocimiento 84 por ciento posee un nivel BUENO sobre los cambios en su sexualidad. Finalmente, 80 por ciento Acepta su sexualidad y 16 por ciento Reconsidera los efectos de ésta en su vida personal y social. Conclusiones: a pesar del deterioro físico y orgánico del ser humano como parte del desarrollo y evolución del hombre, no se evidencia en los ancianos afección psicológica ni desequilibrio emocional motivado por estas causas, aunado a un amplio interés por la actividad sexual (16).
Los resultados acerca tipo de unión y la vida sexual en la tercera edad, se encuentra que las diferencias se mostraron significativas por lo que se encuentran relacionadas ambas variables, en lo que se puede inferir que las parejas estables tienen mayor vida sexual que las inestables (Cuadro 7). Como vemos tampoco el tipo de unión es un elemento importante, el disfrute de la sexualidad, simplemente está asociado al ser humano en sí, y no a la condición de estabilidad.
La comunicación con la pareja y la vida sexual en la tercera edad, no se asocian, ya que no se pueden encontrar diferencias estadísticamente significativas por lo que ambas variables no están relacionadas (Cuadro 8). Tampoco en el casi de la relación entre la confianza de de pareja y la vida sexual en la tercera edad, ya que no se pueden encontrar diferencias estadísticamente significativas por lo que ambas variables no están relacionadas (Cuadro 9). En el caso del tipo de relación y la vida sexual en la tercera edad, no se pueden encontrar diferencias estadísticamente significativas por lo que ambas variables no están vinculadas (Cuadro 10). Lo mismo ocurre para el caso de la infidelidad y la vida sexual en la tercera edad (Cuadro 11).
En cuanto a la relación entre la violencia y la vida sexual en la tercera edad, se pudo encontrar que ambas variables están relacionadas al encontrar diferencias muy significativas por lo que ambas variables se encuentran relacionadas (Cuadro 12). Esto quiere decir que la violencia en la relación de pareja de alguna manera se asocia a problemas de la sexualidad.
Respecto a la relación entre el tipo de violencia y la vida sexual en la tercera edad, no se pudo encontrar asolación al no encontrar diferencias significativas por lo que las variables no se encuentran asociadas (Cuadro 13).
Al analizar la relación entre el consumo de licor por la pareja y la vida sexual en la tercera edad, no se pudo encontrar tampoco relación, al no encontrar diferencias significativas por lo que las variables no se están relacionadas (Cuadro 14). En cuanto a la relación entre el consumo de licor por las amistades pareja y la vida sexual en la tercera edad tampoco existió relación (Cuadro 15).
CONCLUSIÓN
· Uno de los factores personales que influyen en la actividad sexual de la tercera edad es el sexo.
· Los factores sociales que se asocian a la sexualidad del adulto mayor son el tipo de unión, la violencia domestica..
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Recibido: 02/03/2010 |
Aceptado: 01/05/2010 |