ARTÍCULOS DE REVISIÓN

 

VIOLENCIA CONTRA LA MUJER Y VIOLENCIA EN GESTANTES

VIOLENCE AGAINST THE WOMAN AND VIOLENCE IN PREGNANT

Luis Alzamora de los Godos 1

 

 

RESUMEN

La violencia contra la mujer es un problema de salud pública importante a nivel mundial y Latinoamérica, pero es especialmente grave, cuando esta ocurre durante el embarazo, ya que puede ocasionar complicaciones del embarazo, y la muerte de la madre y del niño. A continuación revisaremos la frecuencia y magnitud de este problema.

 

Palabras Claves: Violencia, Embarazo.

 

ABSTRACT

The violence against the woman is a problem in public important worldwide health and Latin America, but you are especially seriously ill, when this happens during pregnancy, since you can cause complications of pregnancy, and the mother's and the little boy's death. From now on we will check frequency and magnitude of this problem.

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Key words: Violence, Pregnancy.

 

 

INTRODUCCIÓN

La violencia a la mujer constituye una de las más generalizadas violaciones de los derechos humanos y un problema de salud pública mundial, y sin embargo con demasiada frecuencia, esta se silencia, minimiza, racionaliza, se niega y/o es aceptada por los individuos y la sociedad (1). Además de afectar la salud general y el bienestar de la mujer, puede tener consecuencias profundas y negativas en su salud sexual y reproductiva, de esta forma la violencia física y el abuso sexual limitan la capacidad de la mujer para el uso de preservativos u otro método anticonceptivo, colocándolas en un mayor riesgo de infecciones de transmisión sexual, incluyendo el VIH, y de embarazos no deseados, además puede ocasionar trastornos ginecológicos, complicaciones durante el embarazo, aborto provocado o espontáneo, bajo peso al nacer y enfermedad de inflamación pélvica, entre otras consecuencias (1,2).

 

En general el problema de la violencia doméstica contra la mujer es la forma más común de violencia por motivos de género. En todos los países para los que se dispone de estudios en gran escala sobre este aspecto, más de un 20% de las mujeres han sido víctima de violencia por parte de los hombres con quienes viven. En estudios más recientes, basados en investigaciones realizadas en 35 países distintos, se confirma los malos tratos infligidos por el hombre, reportándose entre un cuarto y más de la mitad de las mujeres manifestaron que habían sido objeto de violencia física por parte de sus parejas (3).

 

En América Latina y el Caribe este problema llega a magnitudes teniendo que existen reportes en Ecuador, Bolivia, Chile y Colombia que van desde el 20 al 60 por ciento de violencia física (10,12,13), de forma similar en Costa Rica, México y Nicaragua se presentaron episodios de violencia que van desde el 33% al 52 % (4-6).

 

Uno de los principales problemas grupos de riesgo, que se ve afectado por el problema de la violencia doméstica, es durante el embarazo, este aspecto comenzó a estudiarse hace poco más de 25 años y las cifras muestran una variación entre el 4 y el 17% de violencia física según el tipo y la edad de la población estudiada (7-11). También se reportan prevalencias en otros trabajos tan altas como el 65% de maltrato físico y psicológico (12). Estudios iniciados en los años setenta y ochenta han sugerido que del 23% al 56% de las mujeres golpeadas experimentaron violencia durante el embarazo (13).

 

En Estados Unidos, en una cohorte de mujeres embarazadas afroamericanas, hispanas y blancas McFarlane encontró una prevalencia del 20.6% de violencia en las más jóvenes (15). La excepción a estos datos está constituida por un grupo de mujeres embarazadas estudiadas por O'Campo y colaboradores, quienes presentaron un 65% de violencia física o verbal durante el embarazo (13).

 

Si se realiza un cálculo estimado de unos 4 millones de mujeres dan a luz cada año en USA, entre 156.000 y 332.000 de estas mujeres experimentarán violencia durante el embarazo (14). La violencia en sus diferentes formas durante el embarazo está siendo reconocida como un problema de salud mundial y es comparable en su magnitud y su frecuencia con todas las complicaciones médicas como la eclampsia, placenta previa, diabetes etc. por lo que en algunos países son rutinariamente evaluadas las gestantes (14, 16, 17).

 

Pero el problema de la violencia en la mujer embarazada, no solamente es una violación de los derechos de la mujer, sino que puede tener alcances mortales, tanto para la madre como para el feto. Por ejemplo, una agresión física o sexual que implique traumas abdominales puede provocar desprendimiento prematuro de placenta, el cual -según el tiempo de gestación- podría llevar a muerte de la madre por hemorragia (La cual es la 1ra causa de muerte materna), la pérdida del feto, a la precipitación del parto o al nacimiento de un producto prematuro, aborto o peso al nacer (17-19). Es necesario considerar que los efectos del maltrato durante el embarazo son tanto físicos como emocionales. La mujer maltratada desarrolla un cuadro de estrés permanente que se asocia con depresión, angustia, baja autoestima, aislamiento, suicido y homicidio. En este último aspecto, se ha demostrado que los factores de riesgo de homicidio son más altos en mujeres maltratadas durante el embarazo, que en las maltratadas en el año previo (20).

 

 

DIA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DOMÉSTICA

Figura 1: Afiche contra la Violencia de Barcelona España

 

 

 

FACTORES RELACIONADOS A LA VIOLENCIA EN EL EMBARAZO

Las Naciones Unidas y el Sistema Interamericano (OEA), se han planteado esfuerzos en la realización de acciones a nivel de los países para la lucha contra la violencia en la mujer. En este sentido el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con la colaboración de la OPS/OMS para Argentina, Brasil, México, Paraguay, República Dominicana y Venezuela en cooperación con la OPS/OMS realizan esfuerzos importantes para la reducción de la violencia basada en género (21).

 

Sin embargo asumimos que para enfrentar el problema de violencia en las mujeres, primero debemos conocer los factores vinculadas a la misma, por ejemplo en Brasil Leitao, encuentra que la violencia está relacionada a la baja autoestima de la mujer y a la sobre valorización del rol del compañero, lo cual permite a las mujeres cualquier tipo de violencia para poder ser solventadas y sostenidas por su pareja (22). Otro trabajo realizado en Venezuela por Pinto y colaboradores, destaca las relaciones directas entre el grado de instrucción y condición socio-económica, el tipo y grado de maltrato, observando una elevada frecuencia en las condiciones precarias. Así mismo, como aumenta la frecuencia del maltrato bajo intoxicación alcohólica y otros factores como los celos. Se destaca el carácter familiar y el condicionamiento desde la infancia (23). En otro estudio realizado por Montt se encuentra que la estructura familiar no se relaciona a la violencia y que la dependencia de la mujer hacia el varón es el factor predisponerte (24).

 

Si bien no existe una única causa de la violencia, hay al menos dos factores de riesgo que pueden favorecer su aparición en el hogar, según el informe elaborado por la Federación de Mujeres Progresistas. Primero la desigualdad económica: en donde la mujer económicamente independiente tiene muchas menos probabilidades de mantener una relación violenta durante largo tiempo. Segundo el reparto de papeles y de funciones dentro de la familia, en la que la mujer sigue teniendo la consideración de subordinada. La permanencia de los roles femeninos tradiciones (pasividad, subordinación, tolerancia, sentimientos de sacrificio) dan como resultado la aparición de una mujer desvalorizada y frustrada que intenta adaptarse a las circunstancias del maltrato (25).

 

La violencia es un problema en la mujer, pero este se agrava aún más cuando la mujer que es violentada se encuentra embarazada, al respecto Medina afirma que la violencia física y psicológica contra la mujer embarazada es un problema frecuente con consecuencias adversas para la gestante y su hijo. El autor encuentra que de 229 mujeres que fueron encuestadas, el 39 por ciento, reportaron maltrato durante la gestación, 26 fueron violentadas psicológicamente, 11 física y psicológicamente y uno por ciento exclusivamente abuso físico, siendo los principales agresores los familiares y el compañero (26-28).

 

Mayer (14) reporta que del total de gestantes violentadas, el 21,7 por ciento fueron mujeres jóvenes, comparado con el 15,9 por ciento de mujeres adultas. Situación diferente es reportada por Martin y colaboradores (29), quienes encuentran solamente tres por ciento abuso en el embarazo. 

 

El riesgo a la violencia conyugal aumenta si las gestantes viven solas, si vive en un ambiente hacinado y si tienen bajo nivel socio-económico. Este problema también se asocia con el consumo de alcohol, tabaco o drogas por ambos miembros de la pareja, si hay antecedentes de depresión o de trastorno de estrés postraumático en la pareja, y si el embarazo es no deseado. De forma similar otros investigadores afirman que existe una serie de condiciones que hacen que el riesgo de violencia durante el embarazo aumente, como por ejemplo un embarazo a edad temprana, bajo nivel socioeconómico, uso de alcohol y drogas por el compañero, ser madre soltera y embarazo no deseado (30-33). Otros factores relacionados a la violencia son el escaso cuidado personal y la falta de conducta autónoma. (13, 26).

 

Todo lo referido muestra diversos factores relacionados a la violencia en el embarazo y especialmente en los estratos socioeconómicos de menores recursos, lo que hace a este grupo de importancia no solamente por el problema que la violencia implica sino también por las consecuencias en la salud de la madre y del niño.

 

 

 

Figura 2: Marcha por el día Internacional de la No Violencia contra la Mujer

25 de noviembre de 2008

 

 

REFERENCIAS BIBILOGRAFICAS

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3.     FNUAP. Violencia contra las niñas y las mujeres. Prioridad de Salud Pública. Programme Advisory Note Number 6: Reproductive Health Effects of Gender-Based Violence: Policy and Programme Implications.

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1. Doctor of Philosophy in Public Health (Ph. D.). U.M. U.S.A. Docente de Postgrado en Salud de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega.

 

 

Recibido:  02/05/2009

Aceptado: 15/07/2009